Comprar se ha convertido en una de las acciones más cotidianas que realizamos día a día, la oferta de productos y servicios crece exponencialmente y cada vez es más fácil y accesible adquirir cualquiera de estos en un plazo corto de tiempo. Algunos aspectos son determinantes a la hora de adquirir bienes y comenzar el proceso de compra: necesidades instantáneas pero innecesarias, sensación de falsa felicidad, afán de impresionar, carencias a nivel personal y psicológico… La sobreproducción de productos y el consumismo exacerbado tienen consecuencias muy negativas para el entorno, por ello debemos de tomar medidas para reducir este impacto y comenzar a preocuparnos y ser conscientes de las compras que realizamos diariamente, a continuación, se exponen algunos consejos para ser más sostenibles en nuestras compras:
PLANIFICAR LAS COMPRAS CON TIEMPO
Se estima que, aproximadamente, 1,300 millones toneladas de alimentos se pierden o desperdician a lo largo del año, lo que supone un tercio de los alimentos producidos en el mundo para consumo humano. Estas cifras se pueden extrapolar a otros sectores como el textil, sin embargo, con una planificación previa de las compras se puede reducir esta cantidad, aminorar el nivel de desperdicio y ahorrar costes.
Para llevar a cabo una buena planificación, es recomendable elaborar un menú semanal o quincenal, que nos servirá de guía para nuestra lista, posteriormente de debe de chequear todos los productos que tenemos en el momento: observar y analizar la situación de los productos, sobre todo los perecederos, organizar los productos para ordenarlos según la cantidad, congelarlos para alargar su vida útil o darles un nuevo uso sin que pasen a ser residuo. Finalmente se debe desarrollar una lista con toda la información recopilada y con las necesidades anotadas. Para evitar productos que no son necesarios, debemos de realizar un segundo chequeo de nuestra lista y preguntarnos si realmente lo necesitamos, una prueba que funciona es esperar 24 h y preguntarse si realmente necesitamos ese producto o podemos prescindir de él.
COMPRAR A GRANEL CON TU PROPIO ENVASE O BOLSA
Los envases más pequeños generan más residuos que los grandes, por ello comprar al peso es una gran alternativa para reducir la contaminación y sobre todo ahorrar en costes. Debemos de tratar de llevar siempre bolsas o envases (tarros, tuppers, bolsas…) para introducir los productos y poderlos transportar con facilidad, y así poder usar este tipo de contenedores para futuras ocasiones.
ALIMENTOS DE TEMPORADA
Estos productos son proporcionados por la naturaleza de forma cíclica y dependen de la época del año que nos encontremos para desarrollarse plenamente. Tener conocimiento sobre el cultivo y la recolección de ciertas frutas, verduras o pescados debería ser esencial para cualquier ciudadano, con el fin de saber que escoger en cada momento y consumir productos verdaderamente frescos, que serán mejor para la salud, la economía y el medio ambiente. Los productos de temporada aportan a nuestro organismo nutrientes necesarios para la estación en la que nos encontramos, sin embargo, si encontramos un producto que no es de temporada en el supermercado, significa que ha sido tratado con productos nocivos o que ha tenido que transportarse desde otras partes del mundo para ser consumido en dicho lugar, lo que conlleva a un incremento del impacto de su huella ambiental.
COMPRAR EN MERCADOS LOCALES
Todo tipo de transporte conlleva un alto nivel de contaminación, cuanto menos tenga que viajar la mercancía que deseamos comprar, menor será su coste, será más fresco y saludable y favorecerá a la economía local, lo que tendrá una repercusión directa de la zona en donde vivas.
NO A LOS PRODUCTOS DE USAR Y TIRAR
A la hora de realizar la compra en el supermercado, deberemos prestar atención tanto al contenido del producto como al continente, y no solo atender al precio, como muchos hacemos. Existen productos que solo tienen un solo uso y posteriormente pasan a ser residuo, con una vida útil mínima, y no solo nos debemos de fijar en el producto en sí, sino que el envoltorio o envase también es muy importante a la hora de ir a comprar.
Uno de los mayores enemigos en este aspecto es el plástico, que por desgracia se encuentra en la mayoría de productos que se venden actualmente, aunque también hay otros productos nocivos como los tetrabriks o las latas. En este caso, nuestro mayor aliado es el vidrio, el cual se puede reciclar o reutilizar fácilmente y su vida útil durará muchísimos años.
SER CONSCIENTES DE LA TRAZABILIDAD
Cada vez hay más consciencia sobre este tema y la gente se preocupa por chequear las etiquetas de los productos que van a adquirir e incluso su procedencia y la forma de producción. La Unión Europea está poniendo grandes esfuerzos en que los países intensifiquen el control del etiquetado para los productos que se ofertan dentro de sus fronteras. No todos los productos contaminan lo mismo o provienen de procesos de producción éticos con el medio ambiente o los derechos humanos.
Es de nuestra obligación, ver el origen y el proceso de cada producto que adquirimos, se dice que “somos lo que comemos” y la verdad que la sociedad cada vez se despreocupa más por comprar productos que necesitan en lugar de estudiar lo que comemos y de donde procede. A parte de la etiqueta de descripción del producto, existen otras muchas que nos dan otro tipo de información sobre este y que son muy importantes para tomar una decisión de compra: Fairtrade (comercio justo), MSC (pescado), etiqueta de agricultura ecológica europea (agricultura), Rainforest Alliance Certified (huella de carbono), FSC (incidencia forestal) …
EVITAR EL DESPERDICIO Y FOMENTAR LA REUTILIZACIÓN
Cada vez que empecemos a planear alguna compra o necesitemos adquirir un producto, debemos de analizar si hay algún otro producto en nuestro hogar que pueda cumplir esas funciones y si no lo hay, calcular cuanto sería la cantidad óptima de este para que no se quede obsoleto y haya que verterlo al contenedor. En nuestro día a día debemos de observar cuantas veces vamos a la papelera a tirar basura, y cada vez que lo hagamos fijarnos qué hemos vertido para poder tomar medidas para futuras compras.
El acto de ir a la papelera para tirar cualquier producto, que ya no nos es útil, es bastante cotidiano, sin embargo, antes de dar este paso, debemos de preguntarnos si podemos dar alguna otra utilidad a ese producto o parte de producto para alargar su vida útil y así no tener que invertir en otro que cumpliría la misma función. Reparar nuestros propios productos será un punto a favor tanto desde el punto económico como el medioambiental.
Otro gran aliado para reutilizar comida inservible, es la compostera, que es un elemento que sirve para crear compost (humus) de forma natural y a partir de restos orgánicos: restos de poda, restos de comida, peladuras de frutas o verduras, comida pasada… Esto nos permitirá crear el mejor abono para nuestras plantas y así favorecer a la creación de un ecosistema limpio en nuestras casas.
Seguramente que todo este proceso pueda parecer complicado y que no tiene resultados a corto plazo, sin embargo, se puede comparar con cualquier nuevo reto en la vida, en un principio será complicado, pero poco a poco cuando vayamos implementando estas ideas a nuestra rutina, cada vez será más fácil y no solo eso, sino que realizando todas estas tareas, incrementamos nuestro conocimientos sobre aspectos prácticos de la vida que nos permitirán conocer el proceso de como llega la comida a nuestra casa y valorar el esfuerzo que requiere. Al finalizar la planificación y la adquisición de los productos, podremos verificar que la comida que comemos es totalmente saludable, que causa el mínimo daño posible al medio ambiente y que supone un ahorro anual considerable.