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EJERCICIO FÍSICO, SALUD Y ENVEJECIMIENTO (Parte I) por Pablo Mazón

Hola a todos.

 

Quiero hablaros del tiempo, de cómo pasa cada segundo de nuestra vida. Si en algo podemos estar de acuerdo, es que sea como sea no hay vuelta atrás, al menos de momento.

El tiempo siempre pasa hacia delante y nosotros como especie humana lo acompañamos mientras dure nuestro camino. A la vez también estamos condicionados de manera intrínseca debido a su paso, y es nuestra máxima y mayor responsabilidad saber aprovecharlo lo mejor posible. Esto es, que no podemos volver atrás, pero si podemos ir despacio, disfrutando, pensado, mejorando y aportando algo al mundo, aunque sea para nosotros mismos.

Conforme pasan los años, una vez concluido ese periodo que conocemos como juventud, llegamos a la madurez. Es en este punto cuando el ser humano comienza a descender en cuanto a actividad física nos referimos. No todos envejecemos igual ni tampoco vemos nuestras funciones fisiológicas disminuir su rendimiento de la misma manera.

Precisamente es en estos días, hoy, ahora, que nos hemos dado cuenta de cuan necesaria puede ser la actividad física para las personas, y más concretamente para las personas mayores. El confinamiento ha mermado gran parte de nuestra actividad diaria y ello conlleva notables deterioros a nivel físico y mental debido a esta carencia de actividad de la que hablamos.

Las personas mayores, y no sólo me refiero a los ancianos (<70 años) sino también a cualquier adulto mayor de 50 años, son las más afectadas por esta carencia de ejercicio físico y el mayor desgaste que viene obviamente dado por el paso de los años.

Sean físicamente activos, practicantes asiduos del ejercicio físico, o incluso deportistas aún en la élite de su categoría, es fundamental el mantenimiento y/o la práctica regular de ejercicio físico aún en la situación de confinamiento. Con el paso de los años, la ciencia no ha demostrado que el ejercicio físico frene el envejecimiento, pero si que es capaz de mantener funciones fisiológicas al nivel óptimo dentro del abanico de las posibilidades de cada individuo; sobre todo si comparamos a las personas físicamente más activas con las menos activas.

Y es este el eje central sobre el que gira este texto, en el que quiero compartir con vosotros algunos “contras” ligados al envejecimiento y cómo ayudar a paliarlos con los “pros” del ejercicio físico.

Estos son algunos “contras” o efectos a nivel fisiológico derivados del envejecimiento:

•             Disminución de la eficacia contráctil del corazón y aumento de la presión arterial

•             Disminución de la capacidad de absorción de oxígeno por parte de los pulmones y aumento del trabajo respiratorio por parte de estos.

•             Disminución de la fuerza muscular y con ello la estabilidad corporal, además de l capacidad de recuperación de la musculatura después de un esfuerzo físico.

•             Aumento del riesgo de fractura en el sistema óseo.

•             Aumento de la grasa en la composición corporal y con ello el riesgo de enfermedades asociadas como pueden ser las de tipo cardiovascular.

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Pablo Mazón (entrenador personal ) 

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